#ElPerúQueQueremos

Sara dubois

¿Ser artista o ser suicida?

He ahí el dilema...

"En el Perú hay talento. Por favor no le cierren las puertas a los artistas"

Daniel Lazo en la final de "La Voz Perú"

Publicado: 2014-02-28

Cuando me preguntan a qué me dedico prefiero decir que soy artista antes de afirmar mi curriculum universitario.

Prefiero ganarme la burla de mucha gente que cree que la poesía solo sirve para ponerla en una tarjeta de enamorados, que todo actor quiere llegar a ser parte del elenco de “Al fondo hay sitio”, que un director solo dice si la obra salió bonita o no, o mejor aún, la gracia sale incompleta si no está la famosa afirmación sobre el dudoso futuro que me espera: si soy vago o si es que podré llegar a los 40 sin ser un indigente.

Es cierto, tenemos una fama de mierda, y esta imagen que se ha formado en torno a los de mi especie es en gran medida culpa de nosotros.

Y no, no es necesario que mi estimado Mario Vargas Llosa escriba todo un libro sobre la “Civilización del espectáculo”, porque ya sabemos que la gente prefiere entretenimiento bobo, vedettes, realitys, talk-shows y programas de concursos, antes que un documental o un poema de Benedetti.

No es necesario invertir mucho esfuerzo en un análisis para entender por qué cada vez hay menos libros buenos, por qué cada vez hay menos programas televisivos interesantes, por qué las canciones de ahora ya no dicen nada.

Entonces me veo aquí, dispuesto a explicarles lo que somos y el callejón oscuro que nos están haciendo, aunque en este momento me queden pocas ganas de escribir mientras me veo socialmente condenado por prejuicios, laboralmente desplazado (por que no hay chamba para los artistas) y por ende, económicamente jodido.

Empecemos por definir qué es un artista: Es una persona que produce o crea arte, contamos con una aptitud innata, un talento innato (o adquirido por experiencia) y una genialidad innata. Podría seguir con definiciones pero creo que ya ha quedado claro.

Los que hacemos arte sabemos esto y nos parece un acto terrorista y blasfemo la privatización de la formación artística por parte de las universidades, las cuales se cuelgan de la triste idiosincrasia que dicta que para ser bueno en algo y para conseguir trabajo necesitas un cartón. Agreguémosle la explotación sistemática de locales de comida o bares que se aprovechan de los jóvenes artistas, haciéndoles tocar en sus recintos a un bajo precio o simplemente a cambio de un escenario. Ni hablar de los músicos que suben a los buses: aquellos que inexplicablemente tocan dos o tres instrumentos a la vez y que rara vez reciben una propina.

¿Que quieres grabar un disco? ¿Publicitarte? A menos que seas un sex symbol o saques una canción como Loba, El Meneito o Ai se eu te pego, lo veo difícil.

La misma suerte corren los escritores y cantantes novatos que buscan publicar sus obras o canciones. Hoy en día la mercantilización del arte ha hecho que las editoriales y disqueras crean que nos hacen un favor al publicar nuestro trabajo, y entre comisiones, porcentajes por venta y demás cláusulas terminan por agigantar los precios de venta al público y por pagarnos una miseria.

Hasta aquí hemos probado muchas cosas. La vida de un artista principiante es un robo sistemático, ser un artista reconocido es una hazaña épica y sobrevivir como artista es simplemente una utopía.

Pero este dilema no acaba aquí. Usted podría preguntarse ¿Por qué no optar por ajustarse al sistema, hacer puro entretenimiento barato y así ganar miles de dólares? Justamente esta es la lucha entre los que mantenemos la idea del arte que culturiza en contra del entretenimiento vacío que embrutece.

Allá afuera hay mucho talento desperdiciado. Talento que es deformado por clases universitarias que destruyen la genialidad innata y atrevida de los jóvenes artistas. Allá afuera hay una sociedad embelesada por el último chisme, ampay, pelea de la farándula. Allá afuera hay una empresa privada que apoya este entretenimiento popular que da millones de dólares y un estado que poco hace por educar y culturizar.

la empresa privada y los medios de comunicación financian y mantienen programas basura y de entretenimiento light. ¿Y los artistas? (por que estos individuos definitivamente no lo son...) fuente: PUB | Facebook

Alguna vez escuché que el estado debía apoyar más al arte. Alguna vez escuché un “no” por parte de los teatros nacionales, o una petición de la suma exorbitante de mil quinientos dólares para presentarme ahí con mi (recién fundado) grupo de teatro. Alguna vez toqué cien puertas de empresas privadas y solo tres o cuatro respondieron con un aporte miserable.

Ahora perdonadme usted, quien lee este artículo, si es que he puesto el hígado sobre la mesa. Perdonadme si disparo contra todos, tal vez usted no sea uno más y aun pueda saber que existen personas cultas. Puede que tengamos la suerte de encontrarnos algún día en alguna esquina, en algún bus. Me reconocerá fácilmente mientras vendo mis poemas y canto mis canciones a cambio de propinas.

Cuando vea esto no se asuste: Nosotros, los de mi especie, estamos condenados a la extinción.


Escrito por

Amaro Tizón

www.amarotizon.com | Twitter: @amarotizon | Instagram: /amarotizon


Publicado en

MENTIRAS PIADOSAS

-Lo que no nos enteramos en el confesionario-